Expedición en mares uruguayos: un viaje científico, «cultural, nacional y humano» 

Durante la Expo Uruguay Sostenible que se llevó a cabo en Montevideo del 5 al 8 de junio, se presentó la campaña oceanográfica FkT 250812 y del Programa «Uruguay SUB200: Viaje a lo desconocido. Descubriendo los ecosistemas marinos vulnerables del margen continental y planicie abisal del Uruguay», donde participa un equipo científico de la Universidad de la República (Udelar).

Impulsada por el Schmidt Ocean Institute, fundación sin fines de lucro que promueve la investigación, el descubrimiento y el conocimiento oceanográficos, la campaña FkT 250812 consiste en una expedición científica a bordo de la embarcación Falkor (too) que se desarrollará entre el 10 de agosto y el 11 de setiembre de 2025. Trabajarán 37 científicas, científicos y técnicos de 18 instituciones de seis países, aportando a un proyecto liderado por la Udelar que se enfoca en la exploración de los ambientes marinos profundos del margen continental y la planicie abisal, en aguas con soberanía uruguaya.

En la presentación participaron el Ministro de Ambiente, Edgardo Ortuño, el rector interino de la Udelar, Alvaro Mombrú y tres de los investigadores e investigadoras de la campaña, Alvar Carranza del Centro Universitario Regional del Este (CURE), Leticia Burone de la Facultad de Ciencias de la Udelar y Claudia Piccini, del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable  (IIBCE). El conductor del evento, en el que estuvieron presentes también autoridades nacionales, diplomáticas y de la Universidad de la República, fue el comunicador científico Gustavo Villa.

«Es un día muy raro porque nunca nos imaginamos que íbamos a poder anunciar que quedaban lugares muy amplios de Uruguay que nunca fueron vistos de ninguna manera, ni por los ojos, ni por las manos, ni fueron estudiados o analizados», expresó Villa. Esta expedición científica se desarrollará a lo largo varias semanas en uno de los barcos más modernos del mundo para la exploración de los océanos, informó, y en la campaña «no solamente se va a generar información científica, sino que la intención es que esto sea un espaldarazo para la “alfabetización” oceánica». 

Ortuño expresó su satisfacción por la llegada de esta campaña de investigación a Uruguay, lo que hará posible «un avance significativo del conocimiento con el que contamos de nuestras profundidades oceánicas y que nos permitirá avanzar en la protección de nuestras áreas marinas, una de las políticas más importantes que asumió el Ministerio de Ambiente». Este es un compromiso que el país debe asumir en el marco de la protección de nuestros ecosistemas y de las acciones «que nos permitan cada vez más tener un mayor cuidado y una mejor relación con la naturaleza», añadió.

 

El jerarca agradeció y felicitó la colaboración del prestigioso Schmidt Ocean Institute, así como a los científicos y las científicas que harán posible que Uruguay aproveche esas capacidades tecnológicas de observación e investigación. Destacó la importancia de este acontecimiento que «va a ser generador de insumos fundamentales para quienes somos responsables de la gestión y del desarrollo de políticas públicas de protección para nuestros espacios naturales», concluyó.

Mombrú por su parte definió el acontecimiento como «un momento muy especial e impensado» y destacó que los profesores Álvaro Carranza y Leticia Burone tuvieron «la visión de realizar una presentación difícil, osada, que como todo desafío importante requiere talento, audacia, coraje; lo hicieron y finalmente fue aceptada por el Schmidt Ocean Institute». «Felicitaciones por este logro tan grande que significa un gran orgullo para la Udelar», acotó.

Mombrú explicó que el buque Falkor (too) cuenta con ocho laboratorios, incluyendo el principal de 105 metros cuadrados, un laboratorio de electrónica informática, uno de robótica y un laboratorio frío para trabajo biológico. Además, posee tres conjuntos de ecosondas multihaz, con sonares y sensores acústicos así como una de las grúas más grandes en un buque de investigación. Se trata de un barco de unos 100 metros de largo por 20 metros de ancho, que permite llegar hasta 4000 metros de la costa, aunque el proyecto tiene el objetivo de inspeccionar hasta 2000 metros, espacio que ocupa el talud de la costa uruguaya.

El rector interino destacó también que este trabajo promoverá una articulación interinstitucional que permitirá «poner al servicio de todo el país la información que se obtenga de esta expedición oceánica, un cúmulo de conocimiento acerca de un lugar inexplorado del que no se conoce, una cara no visible y no vista hasta ahora de nuestro país», pero que es «fundamental» para luego tomar decisiones conscientes e informadas y diseñar políticas. Esta exploración marcará «un antes y un después» en el conocimiento de nuestras aguas oceánicas, afirmó Mombrú.

Capacidad técnica «nunca antes disponible»

Carranza recordó que la plataforma oceánica de Uruguay tiene una extensión de 350 millas náuticas de soberanía sobre los recursos del lecho y subsuelo marinos. Agregó que la primera expedición oceanográfica moderna se realizó en 1876 en la embarcación HMS Challenger y en ese entonces se discutía la posibilidad de que hubiera vida en aguas profundas.

A 150 años de esa campaña, la red colaborativa internacional Challenger 150, que reúne varias instituciones en torno a la investigación de las profundidades marinas, organizó un concurso para realizar una expedición de investigación en el buque Falkor (too) al que se presentó el equipo de investigadores de la Udelar integrado por Carranza. El concurso se enmarca en una campaña que la nave está desarrollando hasta 2034 con el fin de explorar todo el sistema de aguas profundas del mundo; en 2025 las operaciones se realizarán en el área del Atlántico Sur, puntualizó.

Carranza describió a la embarcación científica como «una especie de Ferrari o una nave espacial de la oceanografía moderna» equipada con tecnología de última generación y con capacidad para llevar hasta unos 25 científicos a bordo, «un número excepcionalmente grande». Además, el barco cuenta con el ROV Subastian, un submarino autónomo capaz de operar hasta los 4500 m de profundidad, dotado de equipamiento que permite una capacidad de exploración técnica nunca antes disponible, explicó.

Carranza destacó que prepararse para este concurso implicó dos años de trabajo intenso y arduo que involucró a decenas de investigadores e investigadoras de Uruguay y de otros países, con diversos perfiles. La tripulación científica incluye integrantes de Uruguay, Argentina, Brasil, Chile, Francia y Alemania.  

Respecto al Programa Uruguay SUB200, Carranza explicó que se propone como una plataforma «que vaya más allá de la ciencia y que sirva para democratizar y divulgar en general todo este conocimiento que vamos a generar de los ecosistemas marinos». Este objetivo incluye la difusión de las actividades del equipo científico a bordo del Falkor (too) a través de un canal de YouTube y también la posibilidad de interactuar con estudiantes de educación primaria y secundaria. Además, la expedición incorpora una dimensión artística ya que el músico uruguayo Alejandro Balbis acompañará al equipo científico y técnico en su travesía, informó Carranza.

Viaje a lo desconocido

Burone, por su parte, señaló que la expedición recorrerá 50 sitios de interés para la investigación, ya sea por sus características físicas, por su diversidad biológica o por interés arqueológico. 

El equipo científico en esta exploración incluye biólogos marinos que serán responsables de estudiar los organismos que viven en el fondo del mar, muchos de los cuales pueden ser especies que aún no conocemos, tanto visibles como microscópicas, indicó. Además, oceanógrafos que trabajan en el área de geología y geofísica se encargarán de estudiar y describir las características del sedimento y el relieve del fondo marino. También participarán oceanógrafos especializados en el estudio de las corrientes de fondo y las masas de agua y su composición, así como arqueólogos submarinos que buscarán naufragios y vestigios humanos en el fondo del mar. «El hecho de contar con una tripulación multidisciplinaria e interdisciplinaria refuerza la idea de que la ciencia se construye colaborando, debatiendo y sumando distintos saberes», afirmó.

Este «no es apenas un viaje científico, es también un viaje cultural, nacional y humano y de alguna forma es un viaje de todos nosotros», expresó Burone.

La investigadora destacó las cualidades del vehículo ROV Subastian que «será algo así como nuestros ojos y nuestras manos en el fondo del mar». Además de acceder a grandes profundidades, tiene la capacidad de manipular el material con «precisión quirúrgica» para obtener las muestras sin destruirlas, sus brazos son capaces de realizar maniobras extremadamente complejas como conectar organismos y conectar sedimentos, indicó. 

El submarino robótico también cuenta con equipos y sensores extremadamente modernos que le permiten reconstruir el relieve submarino a escala milimétrica, junto con sondas que permiten conocer la temperatura, la salinidad y los escapes de gases en el fondo del mar. «Muy especialmente tiene la capacidad de documentar las especies en su propio hábitat, lo que por razones obvias es algo que es muy difícil de poder observar» y puede transmitir videos en tiempo real en 4K, lo cual es «extraordinario», informó.

Burone informó que en la segunda mitad de la expedición se realizará un cambio de tripulación con ayuda del helicóptero de la Armada Nacional con el objetivo de ampliar el número de científicos participantes. En total, entre los dos tramos del recorrido habrá 37 investigadores. Resaltó que «hay lugares en el océano donde la biología, la geología y la física no pueden trabajar por separado».

Piccini expresó su alegría por formar parte de este proyecto. Explicó que conocemos la biología de los seres que, como nosotros, dependen del sol, pero sabemos poco sobre los organismos «muy raros y muy peculiares» que se encuentran en el fondo del mar viviendo en la más completa oscuridad. Destacó su valor como objeto de estudio ya que estos obtienen su energía de sustancias químicas como de azufre y constituyen «el inicio de de la trama trófica, de la red alimenticia que hay ahí abajo». «Vamos a ver un ecosistema totalmente raro para nosotros», celebró.

Informó que se registrarán las especies que se encuentren, se tomarán diferentes muestras y se realizarán estudios genéticos y genómicos para establecer cómo se relacionan estos organismos con otros hallados en distintos fondos marinos, «vamos a tener como mucha información para hacer estudios evolutivos». Otros datos que se obtendrán en esta expedición se podrán relacionar con los vertidos que se realizan desde la tierra al océano, con el calentamiento global y con los cambios en las corrientes, entre otros fenómenos; estos podrán ayudar a predecir los impactos de la actividad humana en los ecosistemas marinos, comentó.

Fuente y fotografías: udelar.edu.uy